PASO A PASO
Tachia, los hombres sufren. No tenemos
ni un pedazo de paz con que aplacarles;
roto casi el navío y ya sin remos...
¿Qué podemos hacer, qué luz alzarles?
Larga es la noche,Tachia. Oscura y larga
como mis brazos hacia el cielo. Lenta
como la luna desde el mar. Amarga
como el lomo del amor: yo llevo bien la cuenta.
Tiempo de soledad es este. Suena
en Europa el tambor de proa a popa.
Ponte la muerte por los hombros. Ven. A-
lejémonos de Europa.
Pobre, mi Tachia. No tenemos
una brizna de luz para los hombres.
Brama el odio, van rotos rumbo y remos...
No quedan de los muertos ni los nombres.
Oh, no olvidamos, no podrá el olvido
vencer sus ojos contra el cielo abiertos
Larga es la noche, Tachia .
... Escucha el ruido
del alba abriéndose paso - a paso - entre los muertos.
Ancia, 1958
Y EL VERSO SE HIZO HOMBRE
Ando buscando un verso que supiese
parar a un hombre en medio de la calle,
un verso en pie –ahí está el detalle–
que hasta diese la mano y escupiese.
parar a un hombre en medio de la calle,
un verso en pie –ahí está el detalle–
que hasta diese la mano y escupiese.
Poetas: perseguid al verso ese,
asidlo bien, blandidlo, y que restalle
a ras del hombre –arado, y hoz, y dalle–
caiga quien caiga, ¡ahé!, pese a quien pese.
asidlo bien, blandidlo, y que restalle
a ras del hombre –arado, y hoz, y dalle–
caiga quien caiga, ¡ahé!, pese a quien pese.
Somos la escoria, el carnaval del viento,
el terraplén ridículo, y el culo
al aire y la camisa en movimiento.
el terraplén ridículo, y el culo
al aire y la camisa en movimiento.
Ando buscando un verso que se siente
en medio de los hombres. Y tan chulo,
que mire a Tachia descaradamente.
en medio de los hombres. Y tan chulo,
que mire a Tachia descaradamente.
Hablo de lo que he visto: de la tabla
y el vaso; del varón y sus dos muertes;
escribo a gritos, digo cosas fuertes
y se entera hasta dios. Así se habla.
y el vaso; del varón y sus dos muertes;
escribo a gritos, digo cosas fuertes
y se entera hasta dios. Así se habla.
Venid a ver mi verso por la calle.
Mi voz en cueros bajo la canícula.
Poetas tentempié, gente ridícula.
¡Atrás, esa bambolla! ¡Que se calle!
Mi voz en cueros bajo la canícula.
Poetas tentempié, gente ridícula.
¡Atrás, esa bambolla! ¡Que se calle!
Hablo como en la cárcel: descarando
la lengua, con las manos en bocina:
«¡Tachia! ¡qué dices! ¡cómo! ¡dónde! ¡cuándo!»
la lengua, con las manos en bocina:
«¡Tachia! ¡qué dices! ¡cómo! ¡dónde! ¡cuándo!»
Escribo como escupo. Contra el suelo
(oh esos poetas cursis, con sordina,
hijos de sus papás) y contra el cielo.
(oh esos poetas cursis, con sordina,
hijos de sus papás) y contra el cielo.
Ancia, 1958.
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